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LA COMPETENCIA PROMOVER EN EL SENA

 

Desde el interés educativo o desde el interés mercantil:  

“Promover la interacción idónea consigo mismo,

con los demás y la naturaleza,

en los contextos laboral y social.”

SENA 2007

 

La ley 119 de 1994 estableció entre las funciones,  que el SENA  tiene la de “Impulsar la promoción social del trabajador, a través de su Formación Profesional Integral, para hacer de él un ciudadano útil y responsable, poseedor de valores morales éticos, culturales y ecológicos” y así se ha venido desarrollando, dando continuidad al perfil del egresado concebido desde hace 57 años,  un ciudadano responsable y defensor de sus derechos, defensor del país  e identificado con valores morales universales y éticos, un ciudadano que ejerza pensamiento crítico en todas sus actuaciones,  a ello obedece que  los instructores identificados con la misión, deban  fomentar el desarrollo de actitudes y valores que contribuyan con ese perfil.

Pero, desde la desastrosa implementación del sistema SOFIA como el MATRIX de la institución,  en la que la planeación y política pedagógica quedaron al servicio del sistema de información  y no a la inversa, se dejo  una mal denominada competencia “Promover” como presencia etérea,  ya que incluir lo “integral”  en la ejecución de la Formación Profesional sin asignación de tiempos concretos para ello no pasa de ser una falsa retórica. 

Desde SINDESENA se cuestionó,  la inexistente “innovación”  de “códigos de ética” que maquiavélicamente acomodados a los intereses de formar “para el trabajo”, desdibujaban el perfil del egresado adoptado por toda la comunidad SENA en la UNIDAD TÉCNICA[1];  y como suele ocurrir cuando se divulga una denuncia, el infractor pasa a otro estadio de actuación,  la implementación pasando “de agache” todo cuestionamiento realizado y utilizando alegóricas  campañas de liderazgo, semana de valores;  desligando por completo  al instructor,  formador  por excelencia de los principios y comportamientos éticos en la ocupación y trabajo; comités de  seguimiento y evaluación,  que bajo la tutela de algunos contratistas de bienestar, viene transformándose  de mecanismo de apoyo al proceso formativo, a una instancia de castigo y represión. 

Los instructores ya no participan de los comités para analizar y buscar alternativas de mejora del proceso de formación de sus aprendices, sino para denunciar, hacer parte del corrillo con los administrativos y legalizar acciones de represión e instalación del miedo que permita sofocar las acciones de legítima denuncia y exigencia de los aprendices por una formación de calidad.

Esta errónea tendencia persiste porque en esta administración y concretamente en cabeza de muchos asesores contratistas,  provenientes mayoritariamente de la educación formal o por que tienen intereses en la educación privada como negocio,  parecen tener la exclusiva misión de socavar nuestra institucionalidad, en una tramoya de mentiras y apariencias que bien podríamos  asociar como  “la estrategia del caracol”,  a través de discursos y palabras vacías en eventos públicos dicen que el SENA es la entidad más querida por todos pero, internamente  carcomen y reniegan de su historia, dañan las estructuras curriculares, entregan la formación a cualquier entidad que diga tener cuatro paredes y unos pupitres, ignoran deliberadamente la naturaleza ocupacional de la formación, sus diferencias y características particulares. 

Como una perla más en el trágico collar, encontramos que la administración  contrató a personas asesoras del DNP para que le “propongan” a esta entidad educativa los valores que se deben desarrollar en la competencia de Promover, en una demostración de absoluta falta de autonomía pero además de  desconocimiento institucional.    Así se le pagó a las consultoras Ligia Margarita Borrero Zea  y Mireya Silva Prieto,  un valor cercano a los ciento cincuenta millones de pesos ($150.000.000),  para que hagan la “propuesta” de los valores que se deberían incluir en la competencia de Promover.   Habrá que ver si la experticia de dichas asesoras del DNP es precisamente el campo de la educación, de la Formación Profesional. 

Paradójicamente el SENA  en su producción técnica y pedagógica que hace parte de todo su acumulado de más de cinco décadas, ese que ellos ignoran a propósito, aún proporciona lecciones para otros países, conservan la perspectiva social y humana de la formación profesional, tienen la visión de país con oportunidades, tienen el esquema de valores y principios que hicieron que realmente aportáramos a la construcción de país.   Resulta pues indignante que  sin el menor asomo de vergüenza, dejen a la vista de todos su total  ignorancia sobre la entidad  que dirigen, pero especialmente  sobre el acumulado pedagógico logrado en más de 50 años de existencia;  nada nuevo para inventar en la “propuesta” y en cambio si dilapidación de los recursos de la Formación Profesional, en tanto que muchos aprendices claman por mejores condiciones para la realización de sus programas de formación. 

Lo único revelador en este caso es el marcado interés desestructurador de la  institución  (saben que no pueden lograrlo solo desde afuera, y que requieren contar adentro con sus propios agentes de destrucción)  para poder darle paso al proyecto que siente las bases en las que  los intereses de las entidades de educación privada multinacional y nacional sean los que orienten la asignación de los recursos públicos de la educación y en este caso, de la formación profesional de los trabajadores colombianos. 

Nuestro mensaje a toda la comunidad educativa es  NO  esperemos que ALGUIEN haga algo, cada miembro de esta comunidad educativa, cada ciudadano está en el deber de poner su espíritu y su dignidad en pie, y desde cada acción pedagógica, desde cada puesto de trabajo fomentar el amor por el SENA, como esa herencia, ese patrimonio público  que hay que legar a las nuevas generaciones  y que la Ley de Iniciativa Legislativa Popular,  ley 119 del 94 rescato de la voracidad mercantil.  Es necesario decirle NO a ese ficticio SENA que nos quieren inventar, que está lejos de contribuirle a las mayorías, que busca desviar a favor del capital los recursos públicos de la Formación Profesional de los trabajadores, seamos críticos de los lineamientos, de las palabras, de las ordenes de cambio, actuemos con conciencia de por qué y para qué.    Nuestro deber, nuestra lealtad es hacia el SENA como construcción de país, no con las aves de paso que son los jefes transitorios, los miles de  colombianos que trabajan, estudian y quieren al SENA pueden más que treinta que buscan desaparecerlo.    

 

SINDESENA JUNTA NACIONAL - EQUIPO PEDAGÓGICO

Bogotá, 26 de junio de 2014

 

 

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